El curioso pueblo de yo (21 habitantes) y sus pésimas relaciones sociales mientras ofician de directores de radio en una ciudad atiborrada de gente curiosa e inquieta por la velocidad de las cosas que van y vienen sin preguntar nada así que respiremos profundo no hay más que jugar porque.... ¿qué vamos a hacer si no?

Friday, April 01, 2005

MANUAL DE ESTILO PARA DESPEDIDAS

Convengamos que las despedidas son, sea cual sea el motivo, tristes. Aunque el o la que se va lo hace para puro gozar por un año en las playas de algún lugar, es alguien a quien dejaremos de ver. Entonces, el que la hace corta es aquel va a una despedida de alguien que no le importa. El que camina por el desierto es el que va a una despedida a la que no quería ir.
Así las cosas, después de una serie de experiencias en mi vida en esa lides, considero importante compartir algunos puntos al respecto. Aquí van algunas:

- Intente no tomar más de la cuenta, es probable que hable más de la cuenta. O bien tome hasta morirse, para no hablar.
- Cuando hable, no hable mirando a los ojos de quien se va, tampoco mire a los que están emocionados. Esconda los suyos, mire un poster o un cenicero en la mesa de al lado, o sáqueselos y póngalos a remojar en la cuba libre. Hable con anteojos negros. Porque se puede poner a llorar. Y llorar es rico, pero escondido en el baño o de alegría por ganarse el kino. Ok, ya. Para evitar que me tilden de hijo del rigor machista("los hombres no lloran"), bueno sí, llorar de pena es saludable, le hace bien al espíritu, es un síntoma de humanidad y de sensibilidad, de amor por otro u otra, pero puta que se pone feo uno.
- Siéntese lejos del que pide más piscolas. La piscola hace llorar y todo se encebolla. El ron lo puede llevar a lo más, a un son onda Ibrahim Ferrer.
- Vaya a un lugar donde no suenen canciones como bridge over trouble water, love de lennon, stay de U2, the blower's daughter de damien rice o venecia sin ti de charles aznavour, una niña una historia de cristobal, tus cartas amarillas de nino bravo, The flame de Cheap Trick y cosas por el estilo. Haga una despedida en el Liguria, sólo le tocarán los tres y unos rock and roll.
- Lleve pañuelo. Póngaselo en la manga como las abuelas. Sáquelo discretamente, diga que se le cayó algo y allá abajo, lo saca, se suena, lo guarda y sale con cara de Robert Deniro en los buenos muchachos como Clint Eastwood en Harry El Sucio o en el bueno el malo y el feo. Rudo. Macho. Insensible.
- Lo importante, al final de todo esto, sea como sea su estado, es dar el abrazo que tiene que dar. Un abrazo que merece ser filmado en este país. Porque en este país casi nadie se abraza. Duración, cinco segundos máximo. Lo suficiente como para decir "puchas kay, fue lindo mientras duró, que te vaya bien, te echaré de menos porque te quiero mucho". Un segundo más y todo sería confuso. Podría asustar al otro.

Eso podría recomendar. Aunque la verdad recomendaría no tener que despedirse nunca.
Ordinarieces de la vida que hay que bancarse.

And so it is, amiga Pulido. And so it is. Buen viaje. Cualquier cosa, me llama nomás.

2 Comments:

Anonymous Anonymous dice...

raro tu blog oye, pero divertido, lleno de cosas. Y debe ser increible trabajar en la Concierto, si la gente se llega a querer así. Yo trabajo en una empresa de telecomunicaciones y a cada rato hay que andar con el poto contra la muralla para que no te caguen. ¿no necesitan un ingeniero comercial?

10:58 AM

 
Anonymous Anonymous dice...

radio concierto, la mejor.

11:00 AM

 

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