El curioso pueblo de yo (21 habitantes) y sus pésimas relaciones sociales mientras ofician de directores de radio en una ciudad atiborrada de gente curiosa e inquieta por la velocidad de las cosas que van y vienen sin preguntar nada así que respiremos profundo no hay más que jugar porque.... ¿qué vamos a hacer si no?

Sunday, June 19, 2005

A PROPÓSITO DE CHICAS

(Escuchando The Golden Age de Beck, qué manera de sufrir el hombre).

No ha sido ser fácil ser hombre en los últimos quince años. El género masculino ha sido minimizado en venganza por lo que hicieron generaciones anteriores de machistas acérrimos, hombres como mi padre que tenía a su mujer en la casa esperándolo a la hora que fuera para servirle un plato de comida (a mi viejo no le gustaba que nuestra nana le cocinara, le gustaba "la mano" de mi madre y a mi madre le "gustaba" que así fuera, dueñas de casa), un señor que hacía y deshacía a sus anchas porque el mundo era de los hombres, los proveedores, los que tenían incluso el derecho de irse de putas y tener sucursales. No hablo de mi padre, que ya murió, no tengo la certeza. Pero sí que sospecho de él. Era un viejo zorro. Bueno, yo fui tan Mercader que incluso fui con sus amigos a un prostíbulo, una suerte de iniciación que no terminó bien porque eran harto feas y viejas las anfitrionas. Menos mal. Hubiera terminado asexuado. Además, ninguna comparación con la compañera de curso que se sentaba a mi lado y me hacía dibujos en las clases de biología, con la que hubiera llegado hasta la luna de habérmelo propuesto (ella). Uno era más romántico, viejo, claro que quería desvestir a una mujer y todo lo demás, pero a la que uno quisiera. A la que lo quisiera a uno.
Entonces aparecimos nosotros, la generación que se criaba con el mensaje de que a las mujeres había que respetarlas, y sospecho que el mensaje a las chicas era libérense y no paguen los platos que ya quebramos nosotras.
Así las cosas, hoy se puede entender una parte del todo. A fines de los ochenta, y durante todos los noventa el hombre como tal ha sido desmembrado como abeja en nido de hormigas, analizado, criticado y desatomizado hasta el hartazgo. Que tenemos eyaculación precoz, que somos trogloditas porque las miramos a todas y hacemos asados y tomamos más de la cuenta, que somos celotípicos, insensibles y violentos, torpes en la casa y en la cama, machistas. Y claro que hay hombres así, como también hay mujeres de otro tipo al tuyo, lectora. Cuidado. Nosotros somos otros, claro que tenemos harto de hombres (básicamente porque lo somos), pero en el fondo y cada vez más en la forma somos humanos. Y la generación de treinta y tantos es difusa, extraña, sin nombre. Hermos vivido los mismos cambios de roles, hemos estado juntos en todo esto, la velocidad del mundo es despiadada y en el dar vueltas agarrémonos de la mano para no caernos.
Siempre que estudié tuve compañeras mujeres. Básica, media y superior. Hasta ahí normal. Salí y en la primera empresa donde estuve estaba lleno de mujeres profesionales. Claro, suena normal tambien, pero no lo es tanto si piensas que en los ochenta el porcentaje era un cuarto de lo que se vivía en los noventa. Y así, las mujeres salieron de las casas y llegaron a las empresas, a los medios de comunicación y dijeron y dicen todo lo que llevaban dentro, reclamaron hasta que trizaron el cielo contra el género masculino. Y en esa partida apareció una nueva incógnita de la evolución, el nuevo hombre (que siempre estuvo ahí pero que salió de su propio closet y se pudo mostrar más sensible, sin verguenza), y hoy estamos de igual a igual, asunto que me parece fantástico hasta que ocurren cosas como que la casa se abandona por completo, que ya no nos vemos, que la ambición acaba con la pareja. Y aquí les recomiendo leer el post de Fortuño sobre el tema maridos laboriosos. Y la reflexión de Natalia en Sandía.

Por mi parte, me gusta ser hombre. Es un género poderoso, hábil, inteligente. Inventamos el avión, los barcos, la brújula y los equipos de sonido. No sólo armas, la cerveza y el fútbol. Sólo faltaba sensibilidad para despercudirse de tanto músculo. Y hemos escrito gran parte de los libros más potentes de la historia. Y hoy leemos los que están escribiendo ustedes. ¿Cuál es el problema entonces?

Hoy hay candidata mujer a la presidencia. Hoy hay gerencias con mujeres al mando. Pero sigan siendo chicas, bonitas, sensibles, coquetas, femeninas, protectoras. Llegaron a sensibilizar la empresa, no a transformarse en hombres con rouge. Ya no es necesario. El hombre de hoy, no es un Mercader.

¿Alguna opinión?

(escuchando Know who you are at every age, Cocteau Twins).

3 Comments:

Blogger mariana y punto dice...

Lo que es a mí me encanta ser mujer. Me gusta el culto a la cabellera (pese a la lucha constante contra la champa o, como se le dice hoy, el "frizz"), las faldas, la crema con olor a vainilla, comer chocolates como enferma, gozar con las comedias románticas, enamorarse hasta las patas de uno que ni te mira (no es mi caso actual pero sí la historia de mi vida), la letra bonita, tomar copetes de colores si no quiero mi tom collins, los lápices bonitos, las series chulas, el llanto, taimarme y la emoción de ser mina. Incluso me pueden gustar un poco Natalie Portman y Aline Kuppenheim sin que nadie me huevee. Y más cosas por ahí que seguro se me ocurrirán más rato.

Gracias por comentar en mi blog. Ahora me cambié de dirección. Y algún día tendré un dormitorio (con mi hombre, espero) y mi pieza de películas y revistas. Espero.

saludos

6:50 PM

 
Blogger El señor K. dice...

Creo que el tema de la guerra de los sexos era más setentero en el primer mundo y aquí en Chile fue para los noventa.
Creo que las chicas se dieron cuenta que no era necesario que se transformaran en hombres con falda.
Creo que les encanta ser chicas y ver Felicity o Dawson Creek, incluso a las más viejitas, que de pronto de pasan a fan de Hallmark channel.
Creo que aprendieron algo de fútbol y en los asados también se pasan con el copete, aunque sólo a veces.
Creo que hablan de nostros como nosotros hablamos de ellas: nos miran el poto sin verguenza.
Creo que nosotros, los hombres, salimos ganando.
Creo que están más ricas que nunca. Todas.

9:13 PM

 
Blogger Gris dice...

ja,ja,ja esto de los roles está muy cambiado la verdad, a mi no me importa trabajar y llevar plata a la casa si mi pareja cocina maravilloso y es ordenado (lo contrario de mí...) nunca m he producido mucho, pero si hay una fiestecita lo puedo hacer (el maquillaje que tengo creo que ya tiene 3 años, ja,ja)
en fin, también es difícil llegar a los 30 y no ser madre y no pensar serlo hasta como en 5 años más si se dan las cosas....

12:33 PM

 

Post a Comment

<< Home