
Es el 2.007 y por segunda vez en el año se viene una celebración, los cuarenta años de la muerte de la Violeta Parra (y este 2.007 es el año aniversario de su cumpleaños, noventa años en muy buen estado de salud). La primera fue Gabriela Mistral con la ayuda del bueno de Raúl Ruiz.
Ha pasado tanto tiempo y a nosotros como generación nos toca reconstruir la memoria. Para nadie es secreto que tuvimos años en que no había memoria, sino amnesia. Era un país sin recuerdos, sin historia. Y un país sin historia es más bien un limbo donde deambulan almas en pena, sin saber de dónde vienen ni para dónde van.
Muchos aman Europa. Europa para allá y para acá. Qué somos un grupo de colonias provenientes del viejo mundo. Y Europa bla bla blá. Y Europa es memoria. Europa no olvida. Europa es orgullosa de su memoria. Aquí se cree que basta por comprar el diseño y ya está, somos europeos. Pero no, es un asunto de alma, no de forma. No se puede vivir olvidando, sepultando lo que nos ha pasado. No se puede olvidar a quines han hecho esto que se llama Chile a punta de guitarreos, esfuerzo, sensibilidad y creatividad.
No es un asunto de rating. Es un asunto de ansiosos arqueólogos en busca del país que somos.
No es un asunto político, como lo ven algunos. Es un asunto de humanidad.
Prefiero decirte todo el año Feliz Cumpleaños Violeta parra que mirar tu muerte. Eres nuestra única y auténtica punk. Y sin duda alguna, la madre de Chile.
Y me sumó a la blogatón violetera que propone el bueno de
maza, mi vecino con terraza. Y rima.